La Vicepresidenta, Dina Boluarte, asume la presidencia.

Pedro Castillo, destituido como presidente por el Congreso de Perú tras anunciar dar ‘un golpe de estado’, argumentan.

Redacción – Xalapa, Ver., 7 de diciembre de 2022.- Esta tarde, luego de que el entonces presidente Pedro Castillo comunicara acciones políticas y policiales inmediatas, fue confirmada su detención. La Cámara de representantes, había aprobado su destitución horas después de su anuncio. La vicepresidenta, Dina Boluarte, fue asignada como la nueva presidenta del país sudamericano.

La policía, actuó contra Castillo por pretender, según ellos dar un ‘golpe de estado’.

Esta detención, y su destitución como primer mandatario peruano, puso fin al mandato de año y medio del maestro de escuela rural que dio la sorpresa en las pasadas elecciones.

Al conocerse el mensaje de Pedro Castillo, Estados Unidos, a través de su embajadora en Lima, instó “enfáticamente” al presidente a “revertir” su decisión. Y desde dentro del país, el Tribunal Constitucional pidió a las Fuerzas Armadas “restablecer el orden”.

Los congresistas habían decidido continuar la sesión a pesar del anuncio del cierre de puertas del aún presidente y votaron por mayoría su destitución. Dina Boluarte, la hasta entonces vicepresidenta, asumió el cargo en la tarde de este miércoles.

El mensaje de Castillo provocó el rechazo generalizado de todas fuerzas políticas. Vladimir Cerrón, presidente de Perú Libre, el partido bajo el que Castillo se presentó a las elecciones, aseguró que no apoyaría “el golpe de Estado en marcha”.

El expresidente Ollanta Humala también hizo público su rechazo a través de sus redes sociales y calificó a Castillo de dictador. “Las Fuerzas Armadas le deben honor y lealtad a la patria y no a un dictador. Eso eres hoy, Pedro Castillo”, aseguró.

La líder opositora Keiko Fujimori pidió al Congreso la destitución del presidente y a las Fuerzas Armadas que “respalden el orden constitucional”.

El entonces presidente, había asegurado en su mensaje que convocaría elecciones para formar otro Congreso con facultades constituyentes y elaborar una nueva Constitución en un plazo no mayor a nueve meses. Mientras, dijo que gobernaría mediante decretos ley. El mandatario más tarde destituido sostuvo hasta el final que había tomado la decisión para “restablecer el Estado de derecho debido al reclamo ciudadano a lo largo y ancho del país”. A la vez, decretó un toque de queda a nivel nacional desde las diez de la noche hasta las cuatro de la mañana del jueves.

Castillo (sentado de chamarra azul), detenido por la policía de Perú.

Las personas que rodeaban a Castillo se separaron de él rápidamente. Varios ministros, como el de Trabajo, el de Economía y el de Relaciones Exteriores, presentaron su renuncia, como también hizo el embajador de Perú ante la ONU. “En estricto apego a mis convicciones y valores democráticos y constitucionales, he decidido renunciar irrevocablemente al cargo de Ministro de Relaciones Exteriores, ante la decisión del presidente Castillo de cerrar el Congreso de la República, violando la Constitución”, dijo en Twitter César Landa, responsable de Exteriores.

El presidente declaró, como en su día Fujimori, que reorganizaría el sistema de justicia, desde el Poder Judicial hasta otras instituciones como el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional y la Junta Nacional de Justicia. Eso sí, aseguró que respetaría “escrupulosamente el modelo económico”. Todo esto sucedía días después de la visita de una comitiva de alto nivel de la Organización de Estados Americanos (OEA), a petición del presidente, para evaluar sobre el terreno si en Perú estaba en peligro la democracia.

Castillo era hasta hace un año y medio un maestro y sindicalista desconocido en Lima, el centro político y de poder peruano. Desde Chota, en la remota localidad de Puña donde vivió hasta entonces, el ya expresidente fue elegido por Cerrón para librar una aventura incierta que llevó su candidatura hasta la presidencia.

La historia acabó este miércoles, tras más de 40 cambios en el gabinete presidencial y denuncias de corrupción. Perú esquivó este miércoles un intento golpista, pero puso un nuevo punto y seguido a la inestabilidad política que arrastra desde hace más de cuatro años.

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